Cuando un teléfono celular está desconectado de la fuente de energía eléctrica, no puede funcionar. En esta era moderna, una de las mayores ocupaciones de nuestro día es tener el teléfono móvil cargado lo suficiente para no quedar offline. Porque si eso sucede, nadie puede comunicarse con nosotros y viceversa; estamos como a ciegas.
Lo mismo sucede con nuestra vida, en todos los ámbitos. La conexión espiritual es esencial para nuestra existencia, ya que de donde estemos recibiendo dependerá lo que marque nuestra vida. Parece un lugar común, pero hoy en día, en nuestra vida acelerada, parece que hay espacio para todo menos para pasar horas conectados con la verdadera fuente de todo lo bueno que necesitamos: Dios.
Tenemos en nuestras manos la niñez de alguien, o de muchos. Los desafíos que enfrentamos como personas de influencia para nuestros niños son enormes y uno de ellos es la brecha generacional y generacional. Para cerrar esta brecha, es esencial contar con materiales interdenominacionales que faciliten la enseñanza adaptada a diversas edades y con.” ¿Cómo una persona perteneciente a la generación X (nacida en los años 60 o 70) puede conectar adecuadamente con la generación actual (supratecnológica y demandante)? Solo con la capacitación adecuada, la pasión por el llamado y la conexión correcta con el Padre Celestial podremos lograrlo. Capacítese para el ministerio infantil y fortalezca su labor en la enseñanza de la fe a los más pequeños.
Debemos ser maestros llenos del poder del Espíritu Santo para poder alcanzar, ganar y practicar el discipulado cristiano en esta generación. Para ello, necesitamos estar enchufados, conectados y en sintonía plena con el Señor. Tu conexión es tu vida. Es necesario revisar cuál es la fuente principal de donde estamos recibiendo, dónde se están invirtiendo las mayores horas de nuestro día, si estamos bien online o si, por el contrario, nuestra batería espiritual está en rojo y ha llegado el momento de una recarga eléctrica.
Tu conexión es tu vida. Ajusta y avancemos. Los niños esperan por nosotros. No lo olvides.
Pastora Francys.