La vida espiritual de un niño no se mide por lo que sabe, sino por lo que vive.
Cuando un niño aprende a tener una cita diaria con Dios , su fe deja de ser solo palabras y se transforma en relación, decisión y práctica cotidiana.
Estar con Dios no es una actividad religiosa más en el calendario. Es un espacio donde el alma se calma, el corazón se alinea y los pensamientos se ponen en sintonía con el Cielo. Enseñar a los niños a buscar este encuentro cada día es sembrar en ellos una fe viva, personal y transformadora.
Entendiendo el corazón de una cita con Dios
Todos conocemos momentos en los que el corazón está inquieto: miedo, dudas, frustraciones…
Sin embargo, cuando enseñamos a los niños a detenerse, poner su mirada en Dios y hablar con Él desde el corazón, algo poderoso comienza a suceder: descubren que Dios no es distante, sino cercano; no es una idea, sino una presencia viva.
Una cita con Dios significa:
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Tomar tiempo para hablar con Él
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Escuchar Su voz con atención
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Entregar al Señor lo que hay dentro
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Abrir el corazón sin miedo
Ese encuentro no se basa en repetir palabras aprendidas, sino en una conversación sincera entre la creación y su Creador.
La oración como el centro de la cita con Dios
Orar no es recitar fórmulas, sino comunicarse.
Jesús mismo enseñó que los niños tienen un lugar especial en el Reino de Dios, y que pueden acercarse a Él con sencillez y confianza.
Cuando un niño ora:
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Expresa sus alegrías y temores
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Aprende a confiar en que Dios escucha
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Construye una relación que perdura más allá de las circunstancias.
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Comprende que Dios habla también en silencio y paz.
La verdadera cita con Dios no solo llena de palabras… llena de presencia.
Vivir la cita con Dios en el día a día
Una cita con Dios no se limita a un momento aislado.
Se convierte en una forma de ver la vida:
Cuando un niño aprende a:
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Comenzar su día con gratitud
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Pedir sabiduría en sus elecciones
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Llevar a Dios sus emociones
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Reflexionar con calma antes de actuar
Entonces la fe trasciende —no se vuelve rutina, sino caminata constante junto a Dios.
Un recurso que puede ayudarte a guiar este viaje.
Acompañar a los niños en este proceso espiritual requiere intención, claridad y apoyo práctico.
Existen materiales diseñados para ayudar a los maestros y familias a enseñar de manera bíblica, creativa y accesible.
Uno de ellos es el recurso Una Cita con Dios , que ofrece herramientas, devocionales y actividades para despertar en los niños el amor por ese encuentro con Dios. Puedes conocer y descargar el material aquí:
https://www.losninoscuentan.com/una-cita-con-Dios/
No es solo una guía: es una invitación a transformar la forma en que los niños viven su relación con Dios.
Preguntas frecuentes
¿Qué significa tener una “cita con Dios”?
Es un tiempo intencional para conversar con Dios, escucharle y abrir el corazón a Su presencia.
¿A qué edad puede comenzar un niño a tener estos encuentros?
Desde muy temprano. La sinceridad del corazón infantil permite que su relación con Dios sea genuina, aunque las palabras sean simples.
¿Cómo puedo ayudar a un niño que no sabe cómo orar?
Guíalo con preguntas sencillas: ¿por qué estás agradecido hoy? ¿Qué te preocupa? ¿Qué quieres decirle a Dios? Hazlo desde el corazón.
¿Es necesario usar un material específico?
No es obligatorio, pero un recurso estructurado puede facilitar la enseñanza, motivar la participación y dar ideas prácticas para profundizar ese encuentro con Dios.
¿La cita con Dios debe ser diaria?
Independientemente de la duración, lo importante es la intención de buscar a Dios con regularidad, para que el corazón se acerque a Él cada día.
Conclusión
Invitar a los niños a vivir una cita diaria con Dios es guiarlos a una relación real y cercana con Él. No se trata solo de enseñar a orar, sino de ayudarte a descubrir que Dios desea caminar con ellos cada día.
Cuando un niño aprende a detenerse, a hablar con Dios con sinceridad ya escucharlo con atención, su fe se fortalece y su corazón se llena de paz. Acompañarlos en este proceso es sembrar una fe que los sostendrá a lo largo de toda su vida.