Muchos viven con agendas llenas y corazones vacíos. Corremos, producimos, cumplimos con expectativas… pero algo dentro de nosotros sigue buscando. ¿Qué pasa cuando nos detenemos a preguntarnos por qué hacemos lo que hacemos? ¿Qué propósito guía nuestras decisiones?
Dios no nos creó para sobrevivir, sino para vivir con sentido. El propósito no es algo que inventamos; es algo que descubrimos cuando nos conectamos con nuestro Creador. Efesios 2:10 nos recuerda que somos hechura suya, creados para buenas obras que Él ya preparó de antemano.
Un Propósito Que Transforma la Vida
Cuando entendemos el propósito que Dios ha diseñado para nosotros, nuestra perspectiva cambia. Las decisiones cobran sentido, incluso en medio de dificultades. No vivimos por lo que sentimos, sino por lo que creemos. Y esa fe se convierte en testimonio para nuestros hijos, quienes observan con atención si caminamos con claridad o si simplemente reaccionamos a las circunstancias.
En la Cumbre, se compartió un poderoso mensaje sobre este tema.
Este mensaje te ayudará a alinear tu corazón con el diseño de Dios y a cultivar una vida con impacto eterno.
Propósito en la Crianza: Lo Que Dejamos en Ellos
Criar con propósito va más allá de cubrir necesidades básicas. Se trata de formar carácter, sembrar fe y guiar con intención. En Los Niños Cuentan, encontrarás herramientas para acompañar a tus hijos en este camino.
La Escuela Dominical ofrece enseñanzas bíblicas claras para que los niños conozcan su valor y llamado en Dios. Si organizas actividades en vacaciones, los materiales de la Escuela Bíblica de Vacaciones (EBV) pueden ayudarte a sembrar la verdad en corazones jóvenes de forma dinámica y memorable.
También puedes acceder a recursos adicionales que te equipan para guiar conversaciones, responder preguntas y cultivar un entorno familiar centrado en Cristo.
No estás aquí por casualidad. Dios tiene un propósito para ti, y tu vida tiene un impacto mayor del que imaginas.
Cuando vives con ese propósito, inspiras, diriges y formas generaciones que caminarán firmes, no por lo que el mundo dice, sino por lo que Dios ha hablado.