Delegación no es simplemente repartir tareas. Delegar, desde una perspectiva bíblica, es empoderar a otros para que participen en el cumplimiento de una misión mayor sin perder la esencia del llamado. Es una expresión de confianza, obediencia y visión del Reino.
El ejemplo de Moisés: cuando el peso es demasiado
En Éxodo 18, Jetro, el suegro de Moisés, lo confronta: “No está bien lo que haces… te vas a agotar.” Moisés estaba haciendo todo solo. ¿El resultado? Cansancio, confusión y lentitud en la misión.
Jetro le enseña el principio de delegación saludable: elige personas capaces, fieles y temerosas de Dios. Así, el liderazgo se multiplica y la misión avanza.
¿Cómo aplicar esto hoy?
Muchos líderes cargan con más de lo que deben, especialmente al trabajar con niños o formar nuevas generaciones. En Los Niños Cuentan, descubrirás materiales para capacitar equipos de enseñanza, facilitadores y padres que puedan compartir la carga ministerial con claridad y visión.
- Usa las herramientas de Escuela Dominical para formar maestros que discipulen con propósito.
- Organiza tu equipo para eventos como EBV, distribuyendo roles según dones y habilidades.
- Explora los recursos descargables para capacitar a otros de forma práctica y efectiva.
Delegar no es soltar, es formar
Delegar no significa dejar de hacer o despreocuparse. Significa formar a otros para que se conviertan en parte activa del propósito.
Jesús delegó a sus discípulos, les enseñó, les corrigió, y luego los envió. No se desligó de ellos, pero tampoco lo hizo todo solo.
Delegar es reproducir visión, carácter y compromiso en otros.
Mira este mensaje poderoso sobre Delegación
Este video de Cumbre explica con profundidad cómo delegar sin perder el rumbo espiritual:
No se trata solo de administrar tareas, sino de formar a personas que vivan con visión, integridad y pasión por el Reino.
FAQ
¿Cómo sé qué tareas debo delegar y cuáles no?
Empieza por identificar tus prioridades espirituales. Las tareas que impiden que te enfoques en tu propósito principal deben ser delegadas. Ora, evalúa dones del equipo y comparte la carga sin soltar la visión.
¿Qué pasa si las personas a quienes delego no lo hacen como yo?
Nadie hará las cosas exactamente igual, pero si forman parte de la visión y están bien capacitados, el resultado será complementario, no contradictorio. La delegación requiere paciencia, seguimiento y formación continua.
¿Es bíblico que los niños también aprendan a delegar?
Sí. Enseñar a los niños a trabajar en equipo, colaborar y compartir responsabilidades es parte de su formación en carácter. Con recursos de Los Niños Cuentan, puedes inculcar estos principios desde temprana edad.